Los
antihistamínicos H, son fármacos que antagonizan las acciones de la histamina
derivadas de la activación de dicho receptor. Se describen como antagonistas
competitivos reversibles, aunque actualmente se sabe que algunos de ellos
(cetiricina, loratadina) son realmente agonistas inversos de los receptores H,
ya que inhiben la activación constitutiva del receptor y lo estabilizan en su
conformación inactiva.
Clasificación
Antihistamínicos
H, clásicos
Estos
fármacos bloquean los receptores H, tanto periféricos como centrales y provocan
cierto grado de sedación. Su acción no es completamente selectiva, pues
inhiben, en mayor o menor medida, receptores colinérgicos centrales y
periféricos, receptores a-adrenérgicos, serotoninérgicos y dopaminérgicos. Como
consecuencia, presentan acciones farmacológicas propias del bloqueo de dichos
receptores, lo cual puede constituir un factor limitante para su utilización
continuada.
La
mayoría de ellos conserva el grupo etilamino (-CH2 –CH2 –N<)
de la cadena lateral de la histamina. A diferencia de esta, que posee un grupo
amino primario y un solo anillo aromático, casi todos los antagonistas tienen
un grupo amino terciario unido por 1 cadena de 2 o 3 átomos a 2 sustituyentes
aromáticos, que dan lugar a las diferentes enatolaminas (difenhidramina,
dimenhidrinato, clemastina), etilendiaminas (mepiramina), alquilaminas
(clorfeniramina, doxilamina), piperacinas (meclicilina, hidroxicina),
fenotiacinas (prometacina), pirrolidinas (triprolidina) y otros (ketotifeno).
Antihistamínicos
H, de segunda generación
También
denominados antihistamínicos no sedantes, son más selectivos de los receptores
H, que los antihistamínicos de primera generación y no atraviesan la BHF.
Tienen, por lo tanto, un perfil diferente de efectos adversos y apenas producen
sedación. Los antihistamínicos de segunda generación comercializados en España
son: acelastina, cetiricina, ebastina, epinastina, levocabastina,
levocetiricina, loratadina, mizolastina, olopatadina, rupatadina, terfenadina,
y su metabolismo activo, fexofenadina. Algunos autores consideran que podría
hablarse de una tercera generación de fármacos anti-H, que son metabolitos
activos de los de segunda generación (desloratadina, flexofenadina). Son
agentes más potentes, que presentan menos reacciones adversas e interacciones con
otros fármacos.
En
2003, se creó un grupo de concenso en Antihistamínicos de Nueva Generación
(CONGA) con el apoyo de la British Society for Allergy and Clinical Inmunology,
para establecer las características que deberían tener los antihistamínicos H,
de tercera generación.
Según
estas recomendaciones, ninguno de los antihistamínicos H actuales
podrían clasificarse estrictamente en este grupo.
Farmacocinética:
Los antihistamínicos H1 clásicos se absorben bien por vía oral e
inician su acción en 15-30 min. Alcanzan concentraciones plasmáticas a las 2-3
horas y la duración de los efectos suele ser de 4-6 horas. Se distribuyen
ampliamente por el organismo, atraviesan la BHE por difusión pasiva, llegando a
ocupar el 75% de los receptores H1 centrales.
La
mayoría de ellos sufren metabolización hepática y son eliminados por las heces
con mayor rapidez en los niños que en los adultos, aunque algunos se eliminan
principalmente por vía renal (clorfeniramina).
Los
antihistamínicos H de segunda generación presentan una absorción rápida y
completa por vía oral, que es facilitada en algunos casos (loratadina) por la
presencia de alimentos y dificultad en otros (fexofenadina). Su acción se
inicia de 1-2 horas después de la administración, se unen a las proteínas plasmáticas
en elevada proporción y prácticamente no atraviesan la BHE, Recientemente, se
ha sugerido que los menores efectos centrales de algunos fármacos de este grupo
se deberían a su afinidad por la “bomba de expulsión” glucoproteína P, presente
en las células endoteliales cerebrales que forman la BHE. Esta utilización del
sistema de transporte glucoproteína P puede provocar interacciones
farmacocinéticas con otros fármacos. Presentan volúmenes de distribución
vaciables, que es bajo en el caso de cetiricina, lo que le confiere una serie
de ventajas, como el menor riesgo de toxicidad dependiente de la dosis, máxima
variación interindividual en el efecto terapéutico, menor interacción con otros
fármacos y menor acumulación del fármaco en los tejidos. La semivida de
eliminación de estos fármacos permite dosificarlos una vez al día
Casi,
todos son metabolizados en el hígado por las isoenzimas del citocromo P-450 de
la subfamilia CYP3A4, y la cetiricina, la fexofenadina y la mizolastina son las
que presentan menor tasa de metabolismo. La ebastina, la loratadina, y la
terfenadina sufren un importante efecto de primer paso que da lugar a
metabolitos activos (carebastina, desloratadina y fexofenadina).
Acciones
farmacológicas
Los
antihistamínicos H1 bloquean las acciones de la histamina mediadas
por dicho receptor. Algunos de ellos tienen además acciones farmacológicas
relacionadas con el bloqueo colinérgico, serotoninérgico y dopaminérgico que
pueden producir.
Los
antihistamínicos H1 clásicos producen efectos complejos en el SNC,
predominando la acción sedante e hipnótica, con diferencias importantes según
el fármaco de que se trate y la susceptibilidad individual del paciente. Este
efecto puede interferir en la actividad diaria, pero también puede ser terapéuticamente
beneficioso.
Algunos
antihistamínicos H1 presentan propiedades antiinflamatorias y
antialérgicas que no pueden explicarse solo por su antagonismo sobre receptores
H1.
La
cetiricina es la que presenta mayor actividad antiinflamatoria, si bien hacen
falta estudios más exhaustivos para confirmar estas acciones y analizar su
repercusión clínica.
Reacciones
adversas e interacciones
La
reacción adversa más frecuente de los antihistamínicos H1 clásicos
es la sedación, produciendo desde ligera somnolencia hasta sueño profundo. En
determinadas circunstancias la sedación producida por los antihistamínicos H2
clásicos puede ser útil (prurito, dermatitis atópica en los niños, etc.)
e incluso es la acción farmacológica buscada, pero interfiere en las actividades
diarias de los pacientes.
Otras
reacciones adversas relacionadas con su acción sobre el SNC son: cansancio,
debilidad, ataxia, hiporreflexia, vértigo, diplopía, visión borrosa, euforia,
nerviosismo e insomnio. Estos últimos síntomas excitadores son más frecuentes
en niños, mientras que en los ancianos puede aparecer una conducta delirante.
Indicaciones
terapéuticas
El
empleo de antihistamínicos H1 es habitual en el tratamiento
sintomático de procesos de tipo alérgico, como rinitis, urticaria y dermatitis
atópica.
Los
ensayos clínicos muestran que con rinitis alérgica estacional experimentan una
buena respuesta al tratamiento, mientras en la rinitis alérgica perenne la
respuesta es moderada, ya que predomina el componente congestivo En casos, de
urticaria aguda son más eficaces en el control del prurito que en el edema (muy
eficaces la cetiricina y la mizolastina).
En
las dermatitis atópicas y en algunos casos de dermatitis por contacto, los
antihistamínicos H1 reducen eficazmente el prurito, efecto que se
relaciona también con su acción sedante, por lo que en este caso se recomienda
la utilización de anti-H1 clásicos o bien de cetiricina. Inhiben
también los síntomas agudos de las picaduras de insectos (cetiricina y
ebastina).
En
las reacciones anafilácticas, en las que intervienen de manera importante
mediadores distintos de la histamina, es necesario recurrir a la adrenalina y a
los corticoides.
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